Miroslava Plascencia
“Yo decía, para ser bonita tengo que plancharme el cabello, usar colores que me hagan ver más blanca, usar zapatos que me hagan ver más alta, usar ropa un poco más femenina, tenía que cambiar lo que yo era para sentir que le podía gustar a alguien. Para esto yo me empecé a traumar porque decía, -es que estoy engordado-. Hubo un tiempo en el que me enfermé y me dio una fiebre que me hacía vomitar mucho, entonces comencé a notar que adelgace bastante, recuerdo que cuando me di cuenta que empecé a adelgazar por la enfermedad, después de un tiempo, yo misma me provocaba el vómito, yo veía cambios en mi físicamente que me agradaban aunque yo sabía que estaba mal”.
-Una joven de 23 años
¿Alguna vez te has preguntado por qué la búsqueda del cuerpo 'perfecto' se ha convertido en una obsesión peligrosa?
La aspiración por alcanzar una figura ideal ha desatado una tormenta de problemas de salud, especialmente entre las mujeres, como la anorexia, bulimia, trastorno por atracón o restricciones de comida extremas llamados en su conjunto Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). La cultura de la extrema delgadez, disfrazada de ideal de belleza, es en realidad una amenaza mortal que está cobrando vidas bajo la apariencia de perfección estética.
Según la Secretaría de Salud Pública, en México, la anorexia y la bulimia conducen a la muerte en el 6% de los casos que lo padecen.
Estos trastornos alimenticios se han explicado desde las bases médicas, psicológicas y biológicas, pero en esta investigación me adentraré en abordarla de manera comunicacional. ¿Cómo las ideas y los significados que construimos sobre nuestros cuerpos influyen en estos trastornos? Más allá de ser un simple problema alimenticio, me interesé en cómo la percepción de nuestros cuerpos y la autoimagen femenina se forma y afecta el comportamiento desde el mundo de las ideas y del sentido.
¿Alguna vez te has preguntado cómo se forma nuestra idea de lo que es bello?
Cuando hablamos de cómo se construye el ideal de la belleza, nos referimos a un conjunto de ideas que le dan sentido y forma. Estas ideas no son más que representaciones que con el tiempo, han llegado a definir lo que consideramos atractivo o deseable. Imagina las ideas como si fueran piezas de rompecabezas. Cada pieza puede ser la imagen de una mujer en una revista, un personaje de una película , la portada de un anuncio publicitario o incluso un emoji en redes sociales.
Estas piezas de rompecabezas, tienen un impacto profundo en cómo percibimos la belleza. Influyen en nuestros juicios estéticos, moldeando nuestras preferencias, expectativas e ideales. Por ejemplo, la frecuencia de ciertos tipos de cuerpos en los medios puede influir en lo que consideramos como el "cuerpo perfecto". Lo fascinante de este proceso es cómo estas ideas se desarrollan a través de la sociedad. La idea de belleza se transmite de persona a persona, de generación en generación. Pero esta transmisión no es estática; evoluciona con el tiempo.
Estos cambios solo demuestran lo cambiante y diversos que han sido nuestros ideales de belleza. Se convierten en parte de nuestra cultura visual, nuestro lenguaje cotidiano y nuestras aspiraciones personales. Este impacto puede observarse en industrias enteras dedicadas a alcanzar estos ideales, ¡como las revistas de moda que consumes en tu día!
Hoy en día, las revistas, la televisión y sobre todo las redes sociales nos bombardean con imágenes de chicas súper delgadas. Ser guapa puede significar cosas diferentes para cada persona. Algunos admiran la altura, otros el color de piel, de ojos o de pelo. Para algunos, un cuerpo curvilíneo es lo más atractivo. Y no olvidemos que la belleza también puede venir de cómo te va en la vida: si te va bien en el trabajo, si tienes buenas relaciones o si eres exitoso en tus estudios.
Lo que se considera hermoso cambia con el tiempo y según dónde vivas. Por ejemplo, muchas chicas quieren parecerse a Kendall Jenner, una modelo famosa con un tipo de cuerpo delgado, otro grupo de chicas quieren ser como Kylie Jenner, que tiene un tipo de cuerpo más curvilíneo. En ciertos grupos, ellas son el modelo a seguir de cómo debería verse una mujer. Pero no todo el mundo piensa igual.
Es importante analizar cómo los diversos actores de nuestra sociedad interpretan y dan significado a la idea de belleza, ya que estas interpretaciones son las que moldean los comportamientos. Entre estos actores, las revistas de moda se alzan como uno de los principales medios de gran influencia, con su amplio alcance y su peso cultural, su poder para definir qué es "bello" y qué no lo es, resulta asombroso.
Es en este contexto, la investigación cobra relevancia. Se analizará, la manera en que se construye y proyecta simbólicamente la belleza. Pero vamos más allá: queremos entender cómo esta representación de la belleza puede actuar como un estimulador en el comportamiento de las personas.
La belleza y sus estándares han sido siempre un tema de debate en nuestra sociedad. En un mundo cada vez más conectado y visual, las revistas de moda juegan un papel crucial en la definición y propagación de ideales estéticos. Entre ellas, la revista Gdl Fashion se ha posicionado como un referente en el ámbito de la moda y el estilo de vida en Guadalajara, México. Pero, ¿nos hemos detenido a pensar en el proceso de elección para elegir el prototipo de mujer que será la portada de las revistas? Es aquí donde surge una pregunta fundamental:
"¿Cómo se construye simbólicamente la belleza?"
Esta pregunta nos invita a mirar más allá de las páginas brillantes y las fotografías perfectamente editadas. Nos desafía a examinar los mensajes sutiles y no tan sutiles que se transmiten a través de cada imagen, cada artículo y cada anuncio.
El significado de la belleza no es un proceso neutral. Implica la selección cuidadosa de modelos, ropa, maquillaje y escenarios que, en conjunto, crean una narrativa visual de lo que se considera "bello" o "deseable". Pero, ¿a qué costo?
Cuando se presenta constantemente un ideal de belleza inalcanzable para la mayoría, ¿estamos fomentando sin querer una cultura de insatisfacción corporal? ¿podría esta insatisfacción ser el primer paso hacia comportamientos alimentarios peligrosos?
Las revistas de moda son parte de un ecosistema mediático más amplio que incluye redes sociales, publicidad y entretenimiento. Todos estos elementos trabajan juntos para reforzar ciertos estándares de belleza que, en muchos casos, no reflejan la diversidad real de cuerpos y apariencias en nuestra sociedad.
Al reflexionar sobre esta pregunta, no buscamos demonizar a la industria de la moda en general. Más bien, es una invitación a todos - lectores, editores, anunciantes y creadores de contenido - a ser más conscientes del poder que tienen las imágenes y las palabras en la formación de nuestra autoestima y percepción corporal.
Una joven estudiante de 21 años, compartió su dolorosa experiencia con los trastornos alimenticios, una lucha que atribuye en gran parte a la presión de los cánones de belleza predominantes en la sociedad. Su historia, es una de muchas...
Esta investigación se basa en la teoría de John B. Thompson contenida en dos de sus libros, “Ideología y Cultura Moderna. Teoría y Crítica Social en la Era de la Comunicación de Masas” y “Los Media y la Modernidad. Una Teoría de los Medios de Comunicación”. En su obra, Thompson utiliza el término "formas simbólicas”, el cual se refiere a una amplia gama de fenómenos significativos, es decir, elementos que transmiten o contienen significado. Son valoradas desde dos tipos: valoración simbólica y valoración económica, la primera, está relacionada con los procesos de producción, de recepción y la estimación que los sujetos desarrollan con las formas simbólicas, proceso por el cual, las personas asignan un significado a las cosas.
Es como si pusiéramos etiquetas emocionales o de valor a los objetos, ideas o experiencias que nos rodean. Esta "etiqueta" puede ser positiva o negativa, dependiendo de cómo nos sentimos o qué pensamos sobre ellos. Este proceso de valoración simbólica es subjetivo y puede variar entre diferentes personas, culturas o épocas. Es una parte fundamental de cómo interpretamos y damos sentido al mundo que nos rodea.
La valoración económica, que consiste en la transformación de una forma simbólica en mercancía mediante la asignación de un precio. Son creadas, compartidas e interpretadas por personas y organizaciones que tienen un lugar específico en la sociedad. Esto ocurre dentro de un contexto social particular, en un momento y lugar determinados. La posición que cada individuo o institución ocupa en este panorama social depende de dos factores principales:
Cuando hablamos de recursos, nos referimos a las herramientas y medios que permiten crear y difundir estas formas simbólicas. Pueden ser objetos físicos, tecnologías, o cualquier otro medio que ayude a que estas formas simbólicas duren en el tiempo y puedan ser producidas y reproducidas. El poder simbólico es definido como “el que procede de la actividad productiva, transmisora y receptora de formas simbólicas significativas”.
En el marco de esta investigación, implementé una técnica innovadora de recolección de datos: los diarios personales o "Daily Journals". Durante un período de cinco días consecutivos, un grupo diverso de jóvenes mujeres estudiantes documentaron sus pensamientos, sentimientos y experiencias relacionadas con su percepción de la belleza. Este ejercicio de autorreflexión reveló una variedad fascinante de perspectivas. Algunas participantes se enfocaron intensamente en sus hábitos alimenticios y cómo estos se relacionaban con su imagen corporal. Otras exploraron profundamente su relación con el maquillaje, analizando cómo este influía en su confianza y en lo que más admiraban de las mujeres. Un tercer grupo se sumergió en reflexiones más introspectivas, abordando temas de autoestima, autovaloración y salud mental. Estos diarios me proporcionaron una vista única a las experiencias vividas y las luchas internas de las jóvenes.
Collage realizado por un grupo de mujeres con el fin de reflejar su idea de la belleza a través de recortes de revistas
A partir de los Daily Journals, entrevistas, testimonios y el ejercicio de collage donde las mujeres participantes reflejaron su idea de belleza, el hallazgo más revelador fue que no hay una sola forma de conceptualizar la belleza, sino que se manifiesta en diferentes universos simbólicos, estos universos se clasificaron de la siguiente manera: belleza cosmética, belleza natural, belleza saludable y belleza comercial.
Es aquella que distingue las características innatas de las mujeres, como color de ojos, color de piel o la altura.
Está enfocada en el bienestar integral, es aquella asociada con temas de salud, como la alimentación, el ejercicio, hidratación y cuidado personal como la salud mental.
Basada en el poder adquisitivo/capital económico, como los outfits, los accesorios/joyas o tener dinero. Esta categoría se enfoca en la capacidad de consumo.
La forma simbólica adquiere el valor dependiendo del contexto y los individuos que lo presenten. El acceso a estos universos está directamente relacionado con los recursos disponibles. Por lo tanto, se puede decir que el poder económico se convierte en una llave que abre las puertas a diferentes manifestaciones de belleza, transformando la idea en un asunto de poder simbólico.
Por ejemplo, el recurso económico te da las herramientas para acercarte a la belleza cosmética ya que puedes adquirir maquillaje, productos y accesorios. En la belleza saludable, puedes comprar los alimentos necesarios para tu dieta, pagar nutriólogo, gimnasio, psicólogo, etc. Y en la belleza comercial se encuentra la ropa para armar tus outfits, accesorios como bolsas o relojes. El poder es la capacidad de intervenir en las acciones, por lo tanto para cumplir con el objetivo de “ser bella”, la belleza se convierte en un asunto de poder simbólico.
La industria de la belleza ha identificado y capitalizado estos universos simbólicos, potenciándolos para crear diferentes mercados y necesidades. La belleza, lejos de ser un concepto uniforme, se revela como una construcción multifacética que varía según el contexto social, económico y cultural de cada individuo.
Esta investigación me ha permitido descubrir las complejas capas que componen la construcción de la belleza en nuestra sociedad. A través del análisis de los diarios, los testimonios personales, y las diversas voces de las participantes, descubrí que la belleza es un conjunto de ideas muy variadas. He identificado cómo las revistas de moda actúan como poderosos actores de estándares de belleza, pero también algo más profundo: la belleza se ha convertido en un asunto de poder simbólico, donde el acceso a diferentes "tipos de belleza" está íntimamente ligado a recursos económicos y sociales.
Es fundamental señalar que esta investigación se realizó con un grupo específico y limitado de mujeres, por lo tanto, si bien nos proporciona una ventana valiosa pero acotada para entender el fenómeno estudiado, también tiene sus propios limites.
Cualquier universo de belleza llevado al extremo puede llevar a excesos que potencialmente ponen en riesgo problemas de distinta naturaleza. En el aspecto económico, por ejemplo, algunas personas pueden endeudarse al comprar productos de lujo, ropa de marca o accesorios costosos. También existe el riesgo de someterse a cirugías o modificaciones estéticas para resaltar atributos físicos. En términos de salud, el cuerpo se convierte en un riesgo cuando, en la búsqueda de delgadez, se realizan prácticas excesivas de ejercicio o se adoptan dietas extremas, poniendo en peligro el bienestar físico.
Los testimonios revelaron una realidad preocupante: la colisión entre los estándares promocionados y la realidad vivida puede tener consecuencias significativas en la salud mental y física de las mujeres, manifestándose en ocasiones como trastornos alimenticios y baja autoestima.
El desafío ahora es continuar este diálogo y trabajar hacia una sociedad donde la belleza sea verdaderamente inclusiva y accesible.
La belleza, como hemos descubierto, no debería ser una prisión de estándares imposibles, sino una celebración de nuestra diversidad humana.
Bibliografía
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